¿Cómo funciona el corazón?

El corazón es el músculo que bombea la sangre llevando oxígeno y nutrientes a los demás órganos y tejidos del cuerpo a través de los vasos de la sangre. Mide alrededor de 15 cm y pesa 325 gramos, se estima que late entre 60 y 80 veces por minuto, es decir, 115,000 veces al día.

El corazón está formado por cuatro cavidades, dos en el lado derecho y dos en el lado izquierdo. Las dos cavidades situadas en la parte superior del corazón se conocen como aurículas, en tanto que las inferiores reciben el nombre de ventrículos.

Las aurículas y los ventrículos trabajan en conjunto. Las aurículas se llenan de sangre, que luego expulsan hacia los ventrículos. Mientras los ventrículos bombean la sangre expulsándola del corazón, las aurículas vuelven a llenarse preparándose para la siguiente contracción.

En cada latido, el corazón expulsa una determinada cantidad de sangre oxigenada que es transportada por las arterias hacia los órganos y tejidos. En los órganos se extraen los nutrientes y vuelve a través de las venas. En su regreso se bombea hacia los pulmones, donde estos eliminan el dióxido de carbono de desecho de la sangre y la recargan de oxígeno.

¿Qué es la insuficiencia cardíaca?

La insuficiencia cardíaca es un padecimiento crónico degenerativo que afecta la capacidad del corazón para bombear la cantidad suficiente de sangre para atender de manera eficiente las necesidades del cuerpo. Esto significa que la sangre no puede llevar el oxígeno suficiente, así como los nutrientes para que el organismo funcione con normalidad.

La insuficiencia cardíaca puede ser originada por padecimientos actuales o pasados como una enfermedad coronaria, un infarto al miocardio o hipertensión, que han dañado el corazón y lo han forzado a trabajar más de lo habitual.

  • Los principales efectos de la insuficiencia cardíaca, son la fatiga, como resultado de la incapacidad de no distribuir la sangre suficiente al organismo.

  • En segundo lugar, provoca que la sangre sea retenida esperando entrar al corazón. Esta acumulación de sangre puede generar que el fluido salga de los vasos sanguíneos a los tejidos circundantes (pulmones y abdomen) y la congestión de los pulmones.

La insuficiencia cardíaca puede manifestarse a cualquier edad, pero su frecuencia aumenta con el avance de la edad. Se estima que afecta a 1 de cada 5 personas en algún momento de su vida y de acuerdo con los especialistas se incrementará en los próximos años debido a la diabetes mellitus, hipertensión arterial, tabaquismo, alcoholismo, obesidad y sedentarismo, sus principales causas.

Actualmente, se considera que más de 26 millones de personas en el mundo viven con falla cardíaca, cada año se diagnóstica 1 millón de casos nuevos y se asocia como la causa de muerte de 50 mil personas en ese mismo período.

Tipos y etapas de la insuficiencia cardíaca

Existen dos tipos principales de insuficiencia cardíaca: la insuficiencia cardíaca crónica y la insuficiencia cardíaca aguda.

En la insuficiencia cardíaca crónica:
Los síntomas van apareciendo paulatinamente, pero éstos tienden a agudizarse conforme pasa el tiempo. Este es el tipo de insuficiencia cardíaca más frecuente.

En la insuficiencia cardíaca aguda:
En cambio, los síntomas aparecen súbitamente y son graves en un principio, pero los pacientes mejoran con rapidez si siguen el tratamiento médico adecuado.

En cuanto a las etapas de la enfermedad, la New York Heart Association ha identificado cuatro estadios claramente delimitados:

  • Etapa I. El paciente no tiene limitaciones ya que desempeña sus actividades físicas sin sentir fatiga o falta de aire (disnea).

  • Etapa II. Existe una limitación funcional LIGERA, ya que en reposo el paciente no tiene molestias, pero las actividades físicas rutinarias le provocan falta de aire.

  • Etapa III. Se presenta una limitación funcional MODERADA, que no genera molestias estando en reposo, pero algunas actividades físicas habituales como bañarse o vestirse, le ocasionan falta de aire.

  • Etapa IV. El paciente tiene una limitación funcional SEVERA, ya que presenta síntomas aun estando en reposo y es incapaz de realizar actividades físicas.

Al final, será el médico quien determine el tipo y grado de insuficiencia cardíaca que presente, si es que padece esta enfermedad.

Factores de riesgos

Aunque nadie está exento de padecer insuficiencia cardíaca, existen algunos factores de riesgo que propician que algunas personas sean más proclives a desarrollar esta enfermedad. Entre estos factores encontramos:

Ataques cardíacos anteriores::
Los ataques cardíacos son la principal causa de la insuficiencia cardíaca. Un ataque cardíaco, también conocido como infarto al miocardio, se presenta cuando una o más arterias que suministran sangre al corazón se obstruye, provocando el deterioro del tejido (necrosis) de una parte del músculo cardíaco.
Al poseer una parte que ya no funciona como debiera, el corazón tiene que aumentar su capacidad para bombear sangre y compensar el flujo sanguíneo en el organismo con palpitaciones más rápidas. Sin embargo, esto supone una sobrecarga para su buen funcionamiento, lo que deriva en una falla cardíaca que puede presentarse en meses o años.

Hipertensión o tensión arterial alta:
Cuando se presenta demasiada presión en los vasos sanguíneos, nuevamente el corazón tiene que aumentar su capacidad de bombeo para mantener la circulación sanguínea estable en el organismo. De ahí que una hipertensión no controlada es un factor que aumenta el riesgo de padecer insuficiencia cardíaca.

Enfermedad coronaria:
Las arterias conocidas como coronarias son aquellas que suministran sangre al corazón. Cuando una o más de estas arterias se adelgaza debido a la acumulación de una placa de colesterol en su interior, el corazón ya no recibe el suficiente oxígeno y nutrientes, lo que ocasiona que aumente su capacidad para bombear sangre y la persona puede presentar angina (dolor torácico).

Problemas en alguna de las válvulas cardíacas:
Las válvulas cardíacas son las encargadas de evitar que la sangre fluya hacia atrás una vez que ha entrado al corazón. Si éstas presentan un mal funcionamiento, es decir, que no se cierren o abran completamente, el corazón tiene que bombear con más fuerza para mantener el flujo adecuado de la sangre. La carga excesiva de este trabajo provoca que se presente la insuficiencia cardíaca.

Las arritmias o ritmos cardíacos anormales, los problemas congénitos del corazón, la diabetes y el consumo de drogas y alcohol también son factores de riesgo que pueden ocasionar insuficiencia cardíaca. Además, está comprobado que el sedentarismo conlleva a sufrir enfermedades cardiovasculares, pues una persona sedentaria es más proclive a padecer obesidad, colesterol alto e hipertensión.

Lo importante es adoptar hábitos de vida más saludables, conocer los principales síntomas de la insuficiencia cardíaca y acudir a un especialista si llega a presentarse uno o más de estos síntomas en su salud.

Síntomas

Los síntomas que presenta una persona con insuficiencia cardíaca pueden variar e ir desde la disnea o dificultad para respirar hasta el aumento de peso, pasando por la fatiga o cansancio y las taquicardias. Los síntomas se manifiestan por dos razones principales:


Por la acumulación o congestión de líquido en el organismo, o por la escasez del flujo sanguíneo en el cuerpo.

La disnea, por ejemplo, y los episodios de tos (sibilancias) se deben principalmente por la acumulación de líquido en los pulmones.

Otros síntomas derivados de la acumulación de líquidos en el organismo pueden ser el aumento de peso y la hinchazón de tobillos, muslos y abdomen.

Cuando existe escasez de flujo sanguíneo en el cuerpo, los síntomas que se presentan son: cansancio o fatiga, mareos e inclusive taquicardias. Esto debido a que como la insuficiencia cardíaca reduce la capacidad del corazón para bombear la sangre, la persona no tiene suficientes nutrientes y oxígeno en sus músculos (de ahí la fatiga), presenta presión arterial baja que deriva en mareos, y su frecuencia cardíaca aumenta ya que su corazón trata de compensar la deficiencia de su bombeo a través de palpitaciones más rápidas.

Los síntomas responden en gran medida al tipo de insuficiencia cardíaca que presente el paciente (crónica o agua), y éstos pueden variar de un paciente a otro. Por eso, es importante que el paciente vigile constantemente la manifestación de estas molestias y notifique inmediatamente a su médico si detecta alguna alteración o síntoma nuevo.

Detección

Es importante destacar que solo un médico especialista podrá diagnosticar si padece insuficiencia cardíaca o no, y el tipo y estado en que se encuentre. Para llevar a cabo esto, el médico primero evaluará el historial clínico a través de varias preguntas referentes al estilo de vida, antecedentes familiares y enfermedades presentes o pasadas. A mayor sinceridad en las respuestas, mayor certeza en el diagnóstico.

Una medición de pulso y presión arterial, una exploración de los pulmones y corazón permitirán verificar que no existan ruidos anormales, así mismo una revisión de piernas y abdomen servirá para detectar algún indicio de inflamación.
Por último, el médico puede indicar la realización de pruebas específicas como radiografía torácica, pruebas de esfuerzo o:

Electrocardigrama ECG:
Que consiste en colocar parches en diferentes partes de del cuerpo del paciente, como el pecho y sus muñecas, conectándolos después a una máquina que detecta el ritmo y la frecuencia eléctrica del corazón. Con esto, el médico podría identificar si el corazón se ha sometido a sobrecargas recientes. También podría pedirle al paciente que lleve consigo un pequeño dispositivo por cierto tiempo (24 hrs), para captar el funcionamiento de su corazón durante sus actividades habituales.

Ecocardiografía:
Método en el cual puede apreciarse el corazón a través de una imagen, que proporciona información valiosa sobre la estructura y tamaño del corazón, sus válvulas y cómo está funcionando. Para realizar esta prueba el médico podría someterle a una pequeña prueba de esfuerzo antes y/o después de la ecocardiografía para comparar el estado del corazón, tanto cuando está en reposo como cuando realiza alguna actividad física.

Tratamiento

A partir del diagnóstico el médico podría elegir entre las siguientes opciones de tratamiento:

Medicamentos

El médico determinará los medicamentos adecuados a partir de los síntomas que presente, el estado general de salud, e inclusive, los hábitos de vida que el paciente ha venido practicando.

Entre los fármacos más comunes para combatir la insuficiencia cardíaca encontramos los siguientes:

Inhibidores de la enzima convertidora de la angiotensina (IECA)
Estos inhibidores bloquean los efectos de la hormona angiotensina II que se produce en los riñones. De esta manera los IECA relajan los vasos sanguíneos, lo que provoca que la presión arterial disminuya y el bombeo del corazón se normalice.

Antagonistas del receptor de la angiotensina II (ARA)
Prácticamente tienen la misma función que los inhibidores IECA, relajan los vasos sanguíneos a través del control de la angiotensina. Pero como los ARA suelen ser medicamentos más costosos, se les receta a pacientes que no toleran los IECA.

Antagonistas del receptor de la aldosterona
Estas sustancias bloquean los efectos de la aldosterona, hormona producida en las glándulas suprarrenales que agravan el grado de insuficiencia cardíaca en los pacientes. Entre los efectos de estos fármacos encontramos que disminuyen la presión y congestión arterial, por lo que el corazón se ve protegido de cualquier complicación que pudiera presentarse.

Betabloqueantes
Los betabloqueantes estabilizan la capacidad de bombeo del corazón, al permitir palpitaciones más lentas y disminuir la presión arterial.

Digitálicos
La digoxina es el digitálico más conocido. Ésta disminuye la acumulación de líquido en el corazón y, por tanto, previene la hinchazón o edema que pudiera presentarse en el mismo. Además, es útil para disminuir las taquicardias en las personas.

Estatinas
Estos fármacos son empleados para combatir la enfermedad coronaria, pues previenen y combaten la acumulación de colesterol o placa en las arterias.

Fármacos para contrarrestar la insuficiencia cardíaca aguda
En especial, estos fármacos incrementan el rendimiento a corto plazo del corazón, al dilatar los vasos sanguíneos y permitir que éste reduzca su carga de trabajo. Generalmente estos medicamentos son administrados bajo cuidados intensivos.

Inhibidor del Receptor de Angiotensina y Neprilisina (ARNI – por sus siglas en inglés)
Esta clase terapéutica busca bloquear los efectos dañinos de la angiotensina II (como los IECAs y los ARAs), pero a diferencia de los anteriores, potencia al mismo tiempo los efectos beneficiosos de los péptidos natriuréticos que se producen en el corazón. A través de esta doble acción, se le facilita al corazón hacer su trabajo en el bombeo sanguíneo. Esta clase terapéutica ha demostrado reducir hospitalizaciones y mejorar la sobrevida de los pacientes con insuficiencia cardiaca con fracción de expulsión reducida.

Dado que las personas que padecen insuficiencia cardíaca son pacientes que necesitan medicarse por el resto de su vida, es importante que siempre pregunte y exponga a su médico cualquier preocupación que pueda tener en relación a su tratamiento. Es muy probable también que necesite tomar más de un fármaco a la vez, por lo que llevar el control de los mismos es de suma importancia para asegurar el éxito de su tratamiento. Una tabla como la que aquí le compartimos podría ayudarle a realizar esta tarea.

Fecha Colesterol total Colesterol LDL Colesterol HDL Triglicéridos
Mañana
Tarde

Noche

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Cirugía

Habrá ocasiones en que los medicamentos no serán suficientes para combatir la insuficiencia cardíaca y será necesario recurrir a una intervención o cirugía cardíaca. En la actualidad se llevan a cabo tres tipos de intervenciones que, si bien conllevan ciertos riegos, cada vez son más practicadas debido a los avances en medicina.

Cirugía de revasculación coronaria (CRC)
El propósito de esta intervención es facilitar el flujo sanguíneo a través de la manipulación de la o las arterias obstruidas para normalizar el funcionamiento del corazón.

Cirugía de recambio valvular
En esta cirugía se extrae la válvula dañada del corazón y se le sustituye por una válvula artificial, ya sea de metal o plástico, o por una válvula de tejido humano o animal. La nueva válvula restablece el flujo sanguíneo unidireccional hacia el corazón.

Trasplante cardíaco
Cuando se han agotado todos los tratamientos para la insuficiencia cardíaca, pero el paciente aún presenta buen estado de salud, puede sugerirse un trasplante de corazón, el cual mejora la calidad de vida y prolonga la supervivencia de la persona. Sin embargo, la cirugía de trasplante conlleva una decisión importante por parte del paciente y su familia, donde deben estar asesorados todo el tiempo por su equipo médico y llevar a cabo una serie de estudios que determinarán si la persona es candidata o no al trasplante; aunado al tiempo de espera para recibir el corazón de un donante idóneo.

Dispositivos

Gracias a los avances de la medicina, en la actualidad existe una diversidad de dispositivos médicos que ayudan a mejorar la función del corazón.

Entre sus beneficios encontramos que no sólo alivian los síntomas de la insuficiencia cardíaca, sino que también aumentan la sobrevida de los pacientes al pasar los años. También, se ha diseñado dispositivos que envían información clínica directamente al médico tratante. De esta manera, el médico puede detectar con mayor facilidad signos de mejoría o empeoramiento en el paciente.

  • Marcapasos
    Un marcapasos consiste en un pequeño dispositivo metálico implantado debajo de la piel que no genera incomodidad en el paciente y que monitorea su frecuencia cardíaca. Además, cuando es necesario, el marcapasos asiste al corazón para que pueda iniciar sus latidos, a través de pequeños impulsos eléctricos que son recibidos en el lado derecho del mismo.

  • Desfibrilador automático Implantable (DAI)
    Un DAI se asemeja a un marcapasos en cuanto a su tamaño y funcionamiento, sólo que este dispositivo está programado para aumentar sus cargas eléctricas dependiendo de la gravedad de los ritmos cardíacos que detecte: graves (cardioversión) o muy graves (desfibrilación).

  • Resincronización cardíaca (TRC)
    Al igual que los dos anteriores, este tratamiento también estabiliza la frecuencia cardíaca a través de impulsos eléctricos, pero específicamente éste actúa también sobre el lado izquierdo del corazón, y no como el marcapasos que solo atiende el lado derecho del mismo, mejorando de forma holística su capacidad y funcionamiento.